Y así empecé, un día
a andar desandando
otros caminos.
Y se me quedó tu nombre
entre las manos,
mientras jugaba
a pasar el tiempo.
No guardo el recuerdo
de tu perfume,
ni de un beso tuyo
en la mañana.
Sólo este camino
límpido y virgen.
Que es la fuente
de todo mi ser.