Escucha el cuento que hoy
voy a contar…
Habla de un ser que vivió
sin descansar…
Era salvaje su piel
y su razón…
Hasta que su alma rozó
un corazón tierno…
Desde aquel día aprendió
cómo pensar.
Y buen refugio encontró
en un hogar.
Pero es difícil amar
cuando no hay
pura conciencia y razón
de quien nos ama.
En una cueva lejana,
él construyó su mandala.
Un engranaje de otras soledades
él lideró hasta morir.
Y sin querer creó un ente
que trascendió a su ser.
Fue más que humana su mente.
Vio un hombre nuevo nacer.