Hola a todos, hoy les dejo otro poema, un tanto disparatado, que escribí hace muchísimo tiempo y me parece tan lindo y gracioso, que sería una pena que sólo yo lo conozca.
Caminaban por el patio
medio atolondrados.
Tratando de esconder
los rostros ruborizados.
Alimentaban sus almas
con dulces palabras.
Los dos sonreían cuando se miraban.
Y hasta para oírlos
los sonidos callaban.
Cantaban los pájaros de repente.
Parecía que un rito viejo
los marginaba perpetuamente.
Eran fines de noviembre.
No sabían por qué,
tenían ganas de besarse
y les daba un “no sé qué”.
Entonces decidieron separarse
para siempre.
Se detuvieron un momento
para darse el beso aclamado.
El se fue muy tranquilo
revoleando un dado.
Y ella resignada,
caminaba por el patio.